¡Del clarín escuchad el sonido!

Por Isabel Cristina Batista.

“El amor, madre a la patria, no es el amor ridículo a la tierra, ni a la yerba que pisan nuestras plantas, es el odio invencible a quien la oprime, es el rencor eterno a quien le ataca”…

José Martí

 

En agosto de 1867, tres de los principales iniciadores de la primera contienda por la libertad de Cuba; Pedro Figueredo, Francisco Vicente Aguilera y Francisco Maceo Osorio se reúnen en el bufete del primero en la ciudad de Bayamo, zona oriental de Cuba para ultimar los planes que viabilizarían el movimiento revolucionario en la Isla.

Una vez aprobado el proyecto concebido por Aguilera de constituir un Comité Revolucionario como paso inicial para insurrección armada, a lo que la Historia de Cuba, por su duración, denominaría posteriormente: Guerra de los Diez Años, Osorio le propone a Figueredo que dado sus conocimientos musicales compusiera una música inspiradora de dicha lucha, algo así como la “Marsellesa” cubana, ya que el Himno de La Marsellesa, constituía símbolo de rebeldía universal.

Ya para el 14 de agosto la partitura musical se encontraba hecha para piano, Figueredo con suma discreción, sin contar los verdaderos propósitos de la música compuesta, propone al maestro Manuel Muñoz Cedeño, músico de Capilla de la Iglesia Mayor de Bayamo, la orquestación de dicha partitura, quien la orquestaría en mayo de 1868.

Así se hizo y fue escuchada previamente por Osorio, Vicente Aguilera, Manuel Anastasio Aguilera bajo el pretexto de sordinas con el objetivo de disminuir la sonoridad, y muy probablemente escuchada en una finca de Najasa, entre Sibanicú y Guáimaro en la otrora zona centro oeste de Cuba, Camagüey.

Sin embargo, a Figueredo, llamado por sus amigos “Perucho”, le interesaba hacer pública la música, hecho que realiza, el 11 de junio de 1868, durante una festividad religiosa de la ciudad bayamesa y que constituía un buen pretexto. A dicha festividad asistió la máxima autoridad española de la ciudad, quien al escucharla, le pareció y calificó como música “sospechosa”, calificativo al que riposta Figueredo arguyendo que dicha autoridad no era músico.

Comienza la gesta de Independencia cubana, para el 20 de octubre era tomada Bayamo por las tropas insurrectas, Para ese entonces las fuerzas libertadoras tarareaban la música compuesta por Figueredo, habiéndose hecho la sugerencia de que le pusiera letra. Letra que creó al fragor de los combates, Y en esta ocasión, siendo entonada por los presentes, al ser copiada de mano en mano, por primera vez.

Para las autoridades de la Isla se convierte la ciudad de Bayamo, en punto certero de ataque y reconquista, se convierte así en el lugar estratégico para triunfo o derrota. La Ciudad, en tenaz resistencia, antes de sucumbir prefiere arder en llamas e inmolarse por los patriotas cubanos que la defienden.

Como consecuencia del conflicto bélico conspiradores revolucionarios requieren emigrar, y así llega, memorizada la letra y música original conocida como La Bayamesa, considerada como el Himno gestado para la contienda a Nassau, Bahamas. Y, como propagada por juglares, va llegando la música guerrera a unos, y a otros nativos de esta tierra.

De su letra compuesta por seis estrofas, las dos primeras fueron transcriptas en El Cubano Libre de la ciudad de Bayamo, de la ya entonces llamada La Bayamesa, que con el tiempo y en la emigración sufre modificaciones y variaciones tanto armónicas como de letra, en referencia a la composición original.

La versión de Nassau se lleva a los Estados Unidos de Norteamérica, donde radicaban numerosos exiliados cubanos, y estos piden al patriota y músico cubano Emilio Agramonte la elaboración de un arreglo con la supuesta música y letra original, pero ya estaban adulteradas. En el periódico Patria, se publicó el 25 de junio de 1892 el himno La Bayamesa, según la versión para voz y piano de Agramonte (véase notas).

La versión de Nassau se torna popular y se canta durante largo tiempo en múltiples actividades patrióticas, sin que familiares y amigos de Figueredo pudieran corregirla.

En 1900 aparece una versión para banda de José Antonio Rodríguez Ferrer* que parte de una de las versiones anteriores y la convierte en pasodoble con introducción de toques de corneta de la caballería española. Este año también José Marín Varona, compositor camagüeyano, da a conocer su versión con la introducción de José Marín y con el acompañamiento de los acordes de pasodoble.

Comienzan las protestas por el ya conceptuado Himno encabezadas por el patriota cubano Fernando Figueredo Socarrás (1846-1929).

Ángel Figueredo, hijo menor de Pedro Figueredo hace público el manuscrito original escrito por su padre, con la esperanza de la rectificación, pero ya se había registrado por el músico cubano José Antonio Rodríguez Ferrer en la propiedad intelectual su arreglo del Himno cubano, y esto ocurre a mediados del siglo XX, en esta versión se conservaba de cierta manera la letra memorizada en Nassau.

Durante el transcurso de este tiempo se encomienda otra versión al sobresaliente músico Hubert de Blank quien repite la melodía, enmienda la letra y añade uno de los compases suprimidos en la anterior versión.

De hecho, se concluye que durante la República, entre 1902 y 1958 se publicaron decenas de ediciones con cambios en palabras, e incluso en armonía musical, formas de acompañamiento y hasta cambios de palabras de las estrofas tanto en Cuba y en el exterior, donde aparece nuestro himno en un libro editado en Barcelona, España, así como en una colección de himnos editada en los Estados Unidos, en este caso donde se le cambiarían dos estrofas completas a la letra original.

Un estudio realizado en 1954 de la pianista cubana Flora Mora, ahonda en las tribulaciones del Himno de Bayamo, valorando la composición original de su autor Pedro Figueredo frente al resto de las versiones e insiste en la necesidad de cubanizar la obra con el fin de liberarla de extranjerismos y adulteraciones. Elabora un arreglo para canto y piano , sin introducción , a partir de la letra, melodía y con la inclusión de las dos primeras estrofas de la letra escrita al fragor del combate de Pedro Figueredo .

Posteriormente el artículo dos de la Constitución Cubana de 1976 del 24 de febrero reconoce como símbolos nacionales los que habían presidido por más de cien años las luchas cubanas por la independencia, por los derechos del pueblo y por el progreso social ; La bandera de la estrella solitaria, el Himno de Bayamo , el Escudo de la Palma Real.

Ese mismo año los notables músicos cubanos Cuca Rivero y Mario Romeu editarían un folleto impreso en 1981 en las que realizaban un análisis histórico del Himno, excluyendo la cuarta estrofa del manuscrito original e incluyen la versión de Mario Romeu con introducción sobre letra y música de su original creador, como Himno Nacional de Cuba.

De las investigaciones realizadas se señala que nuestro Himno no se enseñaba con cuidadoso montaje sino como una tradición oral. Al incluirse el estudio de la música en nuestras escuelas primarias se pudiera plantear que debe ser su tonalidad en Do mayor ya que ofrece la ventaja de que la voz se mantenga la mayor parte del tiempo en el registro central; el sonido más agudo no sobrepase al Re bemol y el más grave al La bemol. De esa forma haremos honor a nuestro Himno Nacional fuente indudable de identidad e inspiración de combate del bravo, valiente y abnegado pueblo cubano.

 

Letra actual del himno:

 

¡Al combate corred bayameses,

que la Patria os contempla orgullosa;

no temáis una muerte gloriosa,

que morir por la patria, es vivir!

 

En cadenas vivir, es vivir,

En afrenta y oprobio sumidos.

Del clarín escuchad el sonido,

¡A las armas valientes corred!

 

Pero en la versión original contaba además con las siguientes estrofas:

 

No temáis; los feroces íberos

son cobardes cual todo tirano

no resisten al bravo cubano;

para siempre su imperio cayó.

 

¡Cuba libre! Ya España murió,

su poder y su orgullo ¿do es ido?

¡Del clarín escuchad el sonido

¡¡a las armas!!, valientes, corred!

 

Contemplad nuestras huestes triunfantes

contempladlos a ellos caídos,

por cobardes huyen vencidos:

por valientes, supimos triunfar

 

¡Cuba libre! podemos gritar

del cañón al terrible estampido.

¡Del clarín escuchad el sonido,

¡¡a las armas!!, valientes, corred

 

Fuente: www.ecured.cu/index.php/Himno_de_Bayamo

http://www.nacion.cult.cu/

 

Notas:

 

Flora Mora siglo XIX y XX La Habana Profesora, Pedagoga, y pianista. Funda el Conservatorio Granados. Profesora del insigne músico cubano Haroldt Gramatges. Alumna de Enrique Granados.

Emilio Agramonte y Piña (Camagüey 1844 – La Habana 1918), Pianista y profesor de canto. Primo del patriota Ignacio Agramonte, Nació en Camagüey, el 28 de noviembre de 1844. En 1865 se graduó en España de Licenciado en Derecho y cursó allí estudios musicales, perfeccionados luego en Italia y Francia. En 1893 fundó la Escuela de Ópera y Oratorio, en New York, donde dirigió durante quince años la Gounod Society. Martí comisionó al Maestro Agramonte para dar a conocer el canto de combate que había permanecido y trasmitido en voz baja de una generación a otra de cubanos. En Patria, se publicó el 25 de junio de 1892 el himno La Bayamesa, según la versión para voz y piano de Agramonte. En 1902, instaurada la República, regresó a Cuba, e inauguró en La Habana la Sociedad Coral Chaminade. Fue profesor en la Academia Municipal de Música de la capital. Murió en La Habana, el 31 de diciembre de 1918.

José Antonio Rodríguez Ferrer. Uno de los más positivos valores musicales cubanos por la profundidad de su arte y la exuberancia de sus recursos artísticos.

www.ecured.cu/index.php/José_Antonio_Rodríguez_

José Marín Varona (Camagüey 1859 – La Habana 1912).Compositor, pianista y director de orquesta. Nació en Camagüey, el 10 de marzo de 1859. Se radicó desde su juventud en La Habana donde dirigió la orquesta del teatro Albisu. En 1896 estrenó su zarzuela El brujo, y marchó poco después rumbo a Cayo Hueso, Estados Unidos, a causa de sus ideas independentistas. En el exilio, aparte sus actividades musicales, hizo periodismo. Al inaugurarse la República fue organizador y primer director de la Banda del Estado Mayor del Ejército. Desarrolló la crítica musical, fundó la Revista Cuba Musical y fue profesor en el Conservatorio habanero. Dirigió diversas orquestas de compañías de zarzuelas. Como compositor muestra una obra valiosa, que se inició con el vals Consuelo, y que incluye zarzuelas, romanzas, obras de piano para niños, potpurrís y danzas. Murió en La Habana, el 17 de septiembre de 1912.

FIGUEREDO SOCARRAS, FERNANDO (1846-1929) Patriota e historiador. Nace en Camagüey el 9 de febrero de 1846. Se traslada a los Estados Unidos. Allí estudia Ingeniería (1864) y forma parte del Club Revolucionario Cubano. Al estallar la guerra de 1868, viene a Cuba. Participa en la toma de Bayamo el 18 de octubre de 1868. Ayudante-secretario de Carlos Manuel de Céspedes. Asiste a la Asamblea Constituyente y ocupa los cargos de jefe del Estado Mayor de la división comandada por el general Manuel de Jesús Calvar, de jefe de despacho del presidente, coronel Juan B. Spotorno, y de representante a la Cámara en 1876. Está al lado del general Antonio Maceo en la Protesta de Baraguá (1878) y pasa a ser secretario del Gobierno Provisional que constituye Maceo, presidido por Calvar. Marcha después al exilio (Santo Domingo y La Florida, EE.UU.) y es, durante la lucha armada de 1895, delegado del Partido Revolucionario Cubano en La Florida. Al finalizar la guerra regresa a Cuba, donde desempeña importantes cargos. Cuando se constituye la República (1902), es designado Director General de Comunicaciones. Al producirse la Segunda Intervención, es nombrado Tesorero General de la República. Presidente de la Academia de la Historia de Cuba (1912). Colabora en: Revista de Cayo Hueso, Patria, La Discusión, Pro Patria, Cuba y América, Ideas e Ideales, Universal, Heraldo de Cuba, Vida Nueva. Autor de: La revolución de Yara, el libro con que José Martí quería formar «el alma del nuevo ejército», La toma de Bayamo y José Dolores Poyo. Conferencia, entre otros. Firma sus trabajos como F. y F. F. Fundador de la Convención Cubana. Es electo tres veces presidente de la Asociación de Emigrados. Muere en La Habana el 13 de agosto de 1929.

Nota: La autora es redactora reportera retirada del Boletín Cubarte. Miembro de la UPEC

Bibliografía:

DICCIONARIOS ENCICLOPÉDICOS DE LA MÚSICA ESPAÑOLA E HISPANOAMERICANA. SALA DE MÚSICA.

SOCIEDAD GENERAL DE AUTORES Y EDITORES 2000

BIBLIOTECA NACIONAL DE CUBA.

Folleto sobre el Himno de Bayamo edición1981

http://www.nacion.cult.cu/sp/himno.htm

Ecuredwww.ecured.cu/index.php/José_Antonio_Rodríguez

www.bnjm.cu/sitios/fechario/2011/fechistfe.htm

Fuente: Historia de Cuba, 1492-1898; formación y liberación de la nación / Eduardo Torres Cuevas y Oscar Loyola Vega.- C. Habana, Editorial Pueblo y Educación, 2002. 404 p. Ilus.)

Isabel Cristina Batista escribe desde Cuba.

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